Japón es un país imperialista y su riqueza principal no la produce en el país, sino que la extrae de todo el mundo, por medio de sus empresas multinacionales. Nombremos solo algunas: Toyota, Misubishi, Sony, el Banco de Tokio, Samsung, Yamaha, Sanyo, Honda. Éstas están diseminadas por todo el mundo y extraen ganancias de miles de millones de dólares que reciben sus casas matrices en Japón todos los años.
Esto es lo que explica también cómo países imperialistas como Italia, España, Japón o Alemania se hayan levantado tan rápidamente después de la destrucción de las guerras. No es tanto por una mayor laboriosidad de los trabajadores de esos países o una mayor inteligencia, como nos vienen haciendo creer desde hace 60 años, sino por su modelo imperialista.
Lo que sí existe es una mayor falta de escrúpulos de los empresarios y gobiernos capitalistas para el dominio de los países a los que han explotado y siguen explotando a sangre y fuego durantes siglos para quedarse con las ganancias que dejan el esfuerzo de los trabajadores y el suelo de las neocolonias.
Esto es lo que explica también cómo países imperialistas como Italia, España, Japón o Alemania se hayan levantado tan rápidamente después de la destrucción de las guerras. No es tanto por una mayor laboriosidad de los trabajadores de esos países o una mayor inteligencia, como nos vienen haciendo creer desde hace 60 años, sino por su modelo imperialista.
Lo que sí existe es una mayor falta de escrúpulos de los empresarios y gobiernos capitalistas para el dominio de los países a los que han explotado y siguen explotando a sangre y fuego durantes siglos para quedarse con las ganancias que dejan el esfuerzo de los trabajadores y el suelo de las neocolonias.
Ovidio Pepe
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